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Media España reventada y asqueada con la final de ‘Supervivientes’ y con razón: ganó la injusticia

Estoy indignado. Que Olga Moreno haya ganado Supervivientes es una de las mayores injusticias televisivas que recuerdo. Nadie en su sano juicio se cree que lo que ha pasado. Así, media España está reventada y asqueada con esta final.

Voy a poner Supervivientes a ver si me entretengo. Si meto los pies en brasas ardiendo me entretengo más y me hago menos daño. Lo único positivo es que no me siento solo. Anoche y hoy las redes ardían de gente cabreada. Cientos de miles de tuits cagándose en todo lo cagable.

El concurso de Olga ha sido arrimarse al sol que más calentara, dar pena, victimizarse, lavado y planchado de imagen propia y ajena, no meterse en saraos, pasar desapercibida, ir de inocente y nueva en la tele, robar a su mejor amiga, hacer las pruebas de forma discutible, instigar a sus amigos a meterse en broncas… y ha ganado frente a alguien como Melyssa, que ha sido protagonista por mil frentes, ha demostrado valores, empatía, cariño, buen rollo, honradez, fuerza, superación…

Ya. Pues no doy crédito. No sé cómo pasan estas cosas. Me parece una INJUSTICIA.

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Voy con el resumen de la gala, con humor hasta donde pueda.

Sobera se había puesto guapo para la gala final, lo que en Sobera significa que llevaba la misma chaqueta de siempre pero con las solapas negras. Ahí, innovando. A Sobera le invitas a cenar con la reina Isabel II y va en pantalón corto y chanclas. Le queremos así. De hecho, me alegro mucho de que la final la haya hecho él.

“Quedan atrás meses de sufrimiento, de penurias, de hambre…”, comenzó diciendo sobre la llegada de la final. Y de mutilaciones, pústulas, langostas, la muerte de los primogénitos… Las siete plagas de Egipto eran un jajaja jijiji comparado con lo que queda atrás en Supervivientes.

Habían contratado una limusina blanca superdiscreta para llevar a los finalistas hasta Mediaset. El año que viene los llevan a lomos de elefantes y con el genio de Aladdin montando el circo delante.

Ellas iban vestidas, Gianmarco semidesnudo. Con el calor que hace debía estar dejando la tapicería todo sudada. Por algún motivo los concursantes varones no pueden llevar camisa en Supervivientes. Les quema el algodón.

“¿Ha cambiado mucho Madrid desde que os fuisteis la ciudad?”, preguntó Sobera, como si en lugar de venir de estar fuera 101 días vinieran de la escena final del Planeta de los Simios.

– Uy, sí, está Madrid cambiadísima, no hay quien la reconozca, mira, ese banco de ahí antes no estaba.

Y así.

“Veo cómo Olga se va cargando a todos…”, dijo Lola en un momento dado, en uno de los millones de alegatos que hubo anoche. Y Olga ya tuvo que saltar “¿CARGANDO?”, como si la hubieran acusado de matar gente.

“Me cuesta mucho trabajo hablar en cámara”, dijo Olga, pero luego hizo un discurso hilado, mirando a cámara. Sí, le cuesta hablar a cámara sin cogerla con las manos y besarla apasionadamente.

“Si el público quiere que esté en la final me voy a alegrar”, dijo Olga. ¿EN SERIO? Yo pensando que lloraría.

“Salí la primera, he luchado mucho en el palafito”, dijo Lola, porque al palafito llegaban todo el rato gladiadores y los tenía que matar. Hay películas de Bruce Lee en las que se luchaba menos que en el palafito de Lola.

Lara iba muy guapa lo que pasa es que le habían puesto un vestido abierto en un lado y con correas por si tenía que ir a hacer pis poder soltárselo con facilidad. La verdad es que práctico era.

Media España reventada y asqueada con la final de ‘Supervivientes’ y con razón: ganó la injusticia

Nos pusieron un vídeo de la “introspección” que habían hecho los concursantes. Lo típico que quieres poner un vídeo de venirse a arriba, poderoso, vibrante, que te levante del sofá y es de gente haciendo introspección. Este vídeo se lo pones a la Abeja Maya y pica al primero que pille sólo por morir.

Está la carne picada en los pavos, el bacalao en los pimientos y vídeos de los concursantes pescando en la final, todos rellenos.

“Me han dicho Melyssa que te gusta la poesía”, dijo Sobera, porque iba a leer los ripios esos de los nominados. Sobera leía las poesías de los nominados como si le estuviera rondando a una moza en una reja.

“Olga está abusando muchísimo de la pena y de su dolor y eso no se vale”, dijo en plató Sylvia Pantoja. MONUMENTO PARA ELLA.

“He aprendido a quererme a mi”, dijo Olga, porque antes se odiaba. Era verse por casa y se liaba a leches. Se caía fatal. Olga se tenía bloqueada a sí misma en Twitter.

“Ya no voy a traicionar más a mis parejas”, dijo Tom en un vídeo. En las casas de apuestas esto se paga a 999.999.999.999 contra 1.

Y se fue a la calle Lola, en su televoto contra Olga.

“No me lo creo, no me lo creo”, decía Olga, haciéndose la humilde. Yo tampoco me lo creo. La misma sorpresa que tú tengo, Olga.

Me dio mucha pena que Lola, que es una chavala sana y maja, tenga que irse antes que Olga.

¡YA SOIS FINALISTAS!, les dijo Sobera a Olga, Gian y Melyssa. Llevan siendo finalistas un mes. Eres finalista de finalistas, de finalistas de la final, final de la última final finalista del fin de la final.

El amigo de Gianmarco se conectó por videoconferencia. Llevaba puesto un traje que hay que ser muy valiente para ponérselo. Hay bomberos que tienen menos valor que ponerse ese traje.

Lola se reencontró con su novio y se echó encima que he visto tarántulas atacando con menos ganas que Lola. “Mira qué parejita hacemos”, dijo ella, que no entiende cómo Velázquez perdió el tiempo con Las Meninas cuando la podía haber pintado a ella con su novio.

“Estás muy guapo”; dijo Lola, que se puso a jadear. Se llega a ir la luz en ese mismo momento y al volver ha dejado a Iván seco.

“Ver que en aquella calita no me morí y estaba sola... aprendí que conmigo es suficiente“, dijo Lola, que piensa que si te quedas solo te mueres.

Primer juego de la final:

Se llamaba la Torre de Morgan. Usando unas piezas de puzzle colocadas en unas rampas conseguían unos escalones para poder subir con una antorcha hasta un pebetero para prenderle fuego. Era como unas oposiciones para pirómano.

La prueba comenzó y Melyssa se apañaba mal. Iba cogiendo las piezas como a cámara lenta y apuntando hacia la rampa a ver si encontraba la correcta. Pero debía apuntar mal, porque no daba ni una. Melyssa no es capaz de matar con una pistola. ¿Porque es pacifista? No, porque no te acierta un tiro ni de coña.

Gianmarco cogió el sistema de encajarlas a hostia limpia. Iba probando colocándolas con unos golpes que las piezas acababan por encajar sólo para que dejara de hacerles daño.

La técnica de Olga consistía en darle vueltas a las piezas como si estuviera tratando de volar como un helicóptero.

Vimos desde arriba los pebeteros. Eran quemadores de los de hacer paellas. Ese juego no lo desmontan esta noche porque mañana en Telecinco se hacen arroz en el parking. Total, menos para aparcar lo están usando ya para todo.

Ganaron Gianmarco y Melyssa, ¡TOMAAAAAAAAAAAAAAAA! La muchacha estuvo a punto de enseñar una teta. De hecho la enseñó, pero la vio solo Gianmarco. No sabemos su reacción, porque el italiano estaba sonriendo, pero a saber si porque le gustaba la teta, porque Gianmarco ve una paloma pisada por un camión y también sonríe.

Vídeo: Los concursantes recibieron en la isla una caja llena de sorpresas. Todos abrían la caja y se echaban a llorar, así que la sorpresa debía ser gas picante. Ah, no, eran fotos. Pero debían estar impregnadas en gas picante.

Melyssa perdió 4 kilos. Gianmarco ha perdido 15 kilos. Lola, 8.

“Es como que estoy hablando con mi alma, tengo más luz dentro”, dijo Lola al verse por primera vez en el espejo. Cuando salga y vea a cuánto está la luz se pone a comercializar el alma y la luz. Abrió su maleta y era como un mercadillo. Hay cajones de bragas de rebajas en el Primark con más orden que la maleta de Lola.

Lola haciendo una maleta:

El segundo juego de la noche era la apnea. Melyssa se lo puso difícil a Gianmarco. Ah, no, que Melyssa tardó en salir del agua cuatro segundos. Melyssa espacia demasiado una respiración y la siguiente y corre riesgo de asfixia. Melyssa en un ascensor se come cualquier pedo, porque no aguanta dos pisos sin coger aire.

“Yo un alegato no voy a hacer… porque Melyssa se lo merece también, perdonadme…” dijo Olga y se puso a lloriquear. Santa Olga de Jesús. El año que viene se lleva el Nobel de la Paz. Melyssa no tiró de falsa modestia e hizo un alegato en condiciones.

Gianmarco se encontró con su padre. Como al pobre italiano no le dieron una mísera camiseta le habían tenido que pegar los cables del micro con cinta americana directamente en la espalda, a piel desnuda. Si no fuera porque Gianmarco tiene menos pelo que el David de Miguel Ángel, lo depilaban vivo. Y menos mal que tenían cinta, que la otra opción era graparle el cable a la espalda.

“Como yo italiano, parlare lo justito”, le dijo Sobera al padre de Gianmarco. “Te mandaré a una academia de españolo en Roma”, añadió Sobera, que piensa que hablar un idioma es poner acento.

– Dice usted en el currículum que sabe hablar todos los idiomas del planeta.

– Si me sé el acento, si.

– Ya le llamaremos.

Y así.

Lola entró en el plató. Su padre la cogió en volandas y se puso a lanzarla por los aires que casi se come Lola un foco. Luego hicieron el corro de la patata con la madre y cuando llegó Palito, pues el padre otra vez, empeñado en que hicieran el corro de la patata, de los que comen ensalada. Les faltó el achupé, achupé, sentadito me quedé.

“Me arrepiento de las galletitas. Me sentaron muy bien, pero he perdido perdón al pirata Morgan en persona”, dijo Lola, que también habla en persona con el Ratoncito Pérez y con Los Reyes Magos.

La madre de Melyssa se quejó en directo porque la gente le escribía al móvil para decirle que no se podía votar a Melyssa.

“Las votaciones son proceso serio, con una empresa seria, competente, contrastada, que además está siempre supervisada, nos interesa que se haga bien”, le replicó Sobera.

Antes de la expulsión hubo momento lacrimógeno. Lloró Olga, lloró Melyssa, lloró Lara Álvarez y lloró Sobera. Esta gente no compra figuritas de Lladró, compran figuras de Lloró.

Y a la calle Melyssa, contra Olga.

¿PERO QUÉ MIERDA ES ESTA?

¿EN SERIO?

“Me siento mucho más fuerte que cuando entré”, dijo Melyssa, que entró siendo como Peter la Anguila y ahora es como Hulk cabreado.

“Bueno chicus, hablo a los gianmarquistas”, dijo Gianmarco en su alegato. Es como el “todes”, pero a su puta bola.

Olga: “Me cuesta…”, qué pesada ya con lo de que le cuesta hablar a cámara. No le cuesta nada. “He sido yo”, dijo como argumento, porque ser ella es un mérito. Imaginaos que llega a ser otra, claro.

La Madre de Melyssa no tenía la mosca detrás de la oreja, tenía un buitre leonado. La mujer estaba chafada a más no poder. Cada vez que la enfocaban tenía la cara más larga.

La pobre Melyssa estaba un poco hecha polvo, porque es súper injusto que ella no haya ganado esta edición.

Total, que Melyssa se encontró con su hermana. Ojo la hermana de Melyssa. ¿Es guapa? Yo solo digo que los padres de Melyssa tenían que haber seguido teniendo hijos. Entre que les salen guapos y que los crían educados y con valores, chapó.

Melyssa entró en plató. La esperaban sus padres y su novio. El novio se adelantó y la abrazó primero, lo que produjo un momento incómodo porque luego la abrazaron los padres y la verdad, compartir abrazo con tu suegro es medio raro.

Rocío Flores recibió a Olga en plató. Qué bien, qué ilusión. Sobera la miraba un poco como el que no tiene más remedio que estar ahí, pero le apetece como estar en su propio funeral.

Y Olga ganadora de Supervivientes.

No me preocupa ni da reparo decir que estoy reventadísimo. Y con razón. Ganó la injusticia.

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