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Sin noticias de Dior El Gran Gatsby: Carey 'Hooligan'

Fashionistas de pro: leed esto atentamente porque os voy a poner los dientes largos. El próximo viernes 17 de mayo se estrena en España 'El Gran Gatsby' de Baz Luhrmann, protagonizada por Carey Mulligan, Leonardo Di Caprio y Tobey Mcguire. Agárrense que vienen curvas en esta versión cinematográfica de la celebrada novela de F. Scott Fitzgerald, publicada, recuerden, en 1925. Así que ya sabéis a qué ateneros: joyas, esmóquins, perlas, flecos, pajaritas, canotiers, terciopelo, siluetas 'flapper', pelitos cortos y mucho mucho glamour.

Leo en la nota de prensa de la película y me da un infarto. Equipo total de vestuario: 84 personas. Total de metros de encaje adquiridos en Solstiss (incluyendo encaje sencillo, encaje con abalorios y telas): 1400. Número total de tipos distintos de encaje adquiridos en Solstiss: 210. Número total de medias/pantys/ligueros de Fogal: 1.080. Número total de vestidos de fiesta de Prada: 40. Total de artículos masculinos de etiqueta y de día proporcionados para los extras por Brooks Bros.: 2.291. Número total de esmóquins de Brooks Bros.: 200. Número total de pajaritas de Brooks Bros.: 260.Número total de tirantes de Brooks Bros.: 200. Número total de gemelos para cuellos de Brooks Bros.: 200. Número total de lazos de seda de Brooks Bros.: 200. Número total de camisas de día de Brooks Bros.: 150. Número total de camisas para esmóquin de Brooks Bros.: 200. Número total de trajes de tres piezas de Brooks Bros.: 55. Número total de canotiers de Brooks Bros.: 100. Oh, yeah.

Y venga, vamos al lío. Aunque el diseño de este impresionante vestuario que huele a Oscar se lo firma Catherine Martin, la artífice de tanto brillo y distinción es Miuccia Prada, que ya ha colaborado más veces con Luhrmann ('Romeo y Julieta'). Me hubiera encantado que el trabajo hubiera reunido a varios egos tipo Sandy Powell y Paco Delgado del que, por cierto, me dicen que ha cerrado su magnífica tienda 'vintage' en Madrid (Corachán y Delgado) después de triunfar con 'Los Miserables'. ¡No lo entiendo!

Con respecto a las joyas, nos deslumbrarán los modelos antiguos de Tiffany & Co que se muestran en la película. Tiaras de diseños modernistas y art decó propios de las ostentosas Wallis Simpson, Josephine Baker o Coco Chanel; broches geométricos, collares y pulseras de perlas cultivadas de muchas vueltas, motivos selváticos como plumas y serpientes, bisutería de Trifari... En los años previos a la Gran Depresión todo derroche era poco. Qué afortunados aquellos que vivieron en Nueva York aquellos veranos felices con el jazz como música de fondo y la caricia de las cortinillas de espumillón de los clubs.

El mobiliario de aquella época también era lo más, como las butacas y la alfombra que veis en este decorado, y también la araña de cristal en el techo, los candelabros, las cortinas-dosel... El peinado a lo Kiki de Montparnasse y el maquillaje Man Ray o Tamara de Lempicka eran lo máximo. Schiaparelli y Vionnet (que inventó el corte al bies) ya hacían maravillas. El surrealismo estaba en pleno fervor... Por cierto, hoy he dormido mal porque ayer vi la expo de Dalí. No os la perdáis, pero es indigesta si no os fascina el estilo onírico, por no decir tronado, del gran dibujante y artista pero también loco de la colina, que no voy a ser yo quien desmerezca su altísimo valor plástico. Es cuestión de gustos gran parte de su obra y yo soy más de su etapa Cocteau y Arp, léase, la más 'kitsch', la del traje con vasitos de 'peppermint' y el vestido y el teléfono-langosta.

 Sin noticias de Dior El Gran Gatsby: Carey 'Hooligan'

Qué 'gafapástica'.

En el filme también se ha cuidado mucho la puesta en escena floral en colores blanco y pastel a través de liliums, camelias, jacintos que dan fe de su aroma en la finura de los encajes que visten a Mulligan, bellísima de nuevo en este papel y una de las grandes actrices de nuestro siglo.

¿Percibís la delicadeza de este vestido-camisón que tanto se llevaba en aquella época en la que uno se cambiaba de ropa para ir a cenar (en tu propia casa)?

Bordados, encajes de Bruselas, Chantilly, vaya mezcolanza de puntillas más exquisita de la casa Soltiss. Por no mentar los panties y ligueros de Fogal y los fabulosos zapatos dorados y blancos que parecen hechos de la misma porcelana que un juego de café de la época y que también se firma Miuccia Prada. Lo 'flapper' flipa.

La variedad de sombreros que se ve en la película también es singular. Desde la gorra de Tobey Mcguire hasta este modelo tipo cloché con broche modernista de rodio y baquelita sobre camisa de seda satinada y gafas redondas de carey, como Carey Mulligan, aunque esta chica no es ella, sino la coprotagonista, Elizabeth Debicki.

El color 'nude', maquillaje o empolvado se utilizaba mucho en esta época donde se basa la cinta, que seguro dictará tendencia de nuevo tal y como hizo la 'María Antonieta' de Sophia Coppola. Este tono, el rosa grisáceo, cada día nos gusta más. Por cierto, no podemos olvidarnos de las pieles. El zorro y el visón vivieron su edad de oro en esta época.

Igual que el canotier, el sombrero de paja de verano con lazada zapatera que llevaban los hombres y del que no se apea en la peli ni el propio Di Caprio, con sus trajes de lino y esmóquins de Brooks Brothers, otra marca masculina al alza en las revistas.

¿Está o no conseguida la recreación de la atmósfera 'twennies' en 'El Gran Gatsby' de Luhrmann? El champán Moët & Chandon corrió durante el rodaje en esas copas bajitas y redondeadas que ya no se encuentran pero que echamos tanto de menos. He aquí un guiño a los casinos, o al propio 'Moulin Rouge' de Baz. Aunque a mí me gusta mucho más Carey Mulligan que Nicole Kidman.

El pañuelo de seda en la frente tipo 'bandeau', el batín tipo kimono bordado a la espalda al puro estilo mantón de Manila... No faltan referencias a los años 20, cuando Dior y Balenciaga daban sus primeras puntadas maestras. Ganazas de ver la película, aunque sólo sea por el lujo y el poderío, que hablar del guión no es lo mío.

Tampoco podemos dejar de mencionar el contraste con la Ivy League y los deportes que se popularizaron en aquella época: el golf, el cricket, los campeonatos hípicos... Eso sí que eran citas chic, en los clubes de campo, en los hipódromos. Y yo que sueño con que un día me inviten a Sacha... Mataría por teletransportarme un día a estos 'felices 20', sujetarme mi flequillo, peinado con ondita al agua, con una horquilla de brillantes y fumar con boquilla sin hacer el ridículo.

Bueno, me dejo de charlestones y foxtrot en el Savoy y el Pasapoga y vuelvo a la actualidad. Carey fue así al estreno de la película en Nueva York estos días con un esmóquin blanco y negro súper molón, quizás haciendo un guiño, ella que es londinense, a la expo del V&A de David Bowie con esta solapa blanca a modo rayos y truenos.

Ahí estaba en el pase de prensa, pero aquí en la alfombra roja con este palabra de honor rojo de Lanvin que le está que ni pintado. Carey es un gran descubrimiento para mí desde que me la recomendó mi amigo José Luis Romo, experto en estas lides, en las dos siguientes películas.

'Shame', donde su papel es uno de los más extraños e inquietantes de los que he visto en el cine.

Y 'Drive', un peliculón de los que te hacen pensar y encima sale Ryan Gosling. No os las perdáis.

Ni siquiera en la secuela de 'Wall Street', donde interpreta a Winnie, hija de Gordon Gekko (Michael Douglas), pierde encanto. También está fascinante en 'An education' y 'Orgullo y prejuicio'. En LOC somos aún más que fans, somos 'hooligans', de Carey Mulligan.

¿Tenéis o no tenéis ganas de ver 'El Gran Gatsby'?

Al fin, fin. Lo sé, prosigo con el cansino autobombo de mi novela 'Sin noticias de Dior'. En ella también hay lujo y poderío, si os ha gustado este post seguro que el libro os gusta también. Aquí podéis comprarlo directamente en versión papel o digital:El Corte Inglés, Casa del libro, Amazon, Fnac, la tienda de El Mundo.es y también en las librerías. Prometo haceros reír. (Sí, soy pesada, pero quiero una segunda edición, que me encarguen más libros y sí, soñar con vivir de esto algún día, que es gratis).

Para consultas, críticas o simplemente para decirme que Francisco Umbral hablando de su libro era timidísimo a mi lado, podéis escribirme a beatriz.miranda@elmundo.es, a Facebook y Twitter.

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