Vestirse para ir a trabajar desde casa | Moda | La Revista | El Universo

Los rituales que alguna vez resultaron fundamentales para organizar una versión presentable de nosotros mismos para el público ahora se están cuestionando. ¿Quién dice que un hombre tiene que rasurarse y bañarse por la mañana? ¿Por qué usar zapatos si no puedes salir de casa?

“Al principio todas las noches eran viernes por la noche”, dijo Dichter, de 36 años, un agente de bienes raíces que vende propiedades residenciales de lujo en Nueva York. “Estaba viendo demasiada televisión y bebiendo demasiados tragos porque no estaba claro a dónde iba esta situación. Pero después me di cuenta de que era hora de vestirme como se debe. La noche de escuela sigue siendo noche de escuela”.

Conforme se extiende la orden de permanecer en casa, las viejas convenciones comienzan a restablecerse, así como la necesidad de reinstituir las rutinas diarias de aseo y vestimenta que muchos dejaron atrás.

“Se trata de preservar una idea de profesionalismo en un entorno sin forma, donde el sentido de urgencia ya no está”, dijo un director creativo de una marca de moda masculina. “Tengo de siete a diez reuniones en Zoom al día, y me siento mucho menos preparado si estoy usando pijama”.

Una armadura de batalla

Adolf Loos, arquitecto austriaco, teórico y dandi, afirmó que una persona está bien vestida no cuando destaca, sino cuando usa la ropa adecuada para el momento que se le presenta. Según ese estándar, todos deberíamos usar un uniforme de batalla. Verse bajo control aunque todo se sienta fuera de control. Según Konrad Olsson, de 38 años, fundador de Scandinavian Man, otros factores son claves para vestirse para el trabajo.

El traje tradicional, comentó, era un tipo de uniforme de protección, un medio para demarcar los límites entre lo público y lo privado, el trabajo y el ocio, las exigencias del mundo corporativo y las necesidades íntimas de la vida familiar. “No tengo mi oficina, no tengo mi escritorio, no tengo a mis colegas ni los otros atributos de un empleo conmigo”, dijo Olsson. “Estoy sentado en la habitación de mi hija de 9 años trabajando en todas esas llamadas de Zoom”.

Ponerse un saco, agregó, no solo mejoró su humor, sino también lo ayudó a restaurar la “estructura y el contorno” de los días que habían comenzado a desdibujarse alrededor de sus pantuflas. Comenzó a publicar autorretratos en su cuenta de Instagram con la leyenda “No hay viernes casuales en una crisis”.

“Suena pretencioso, pero es importante vestirme de esta manera”, dijo. “Se trata de mostrarle al mundo que valoro nuestro tiempo y lo que hacemos juntos”.

Significado y comodidad

Las diferentes prendas de vestir pueden impactarnos de varias maneras, y esos efectos finalmente se reducen a dos factores: cómo nos vemos usando la ropa y qué simbolizan esas prendas para nosotros. “Tengo una teoría en el campo de la psicología de la moda que consiste en vestirse para optimizar su estado de ánimo (Mood enhancement dress)”, afirma Dawnn Karen, autora del libro Dress Your Best Life.

Los pantalones cortos pueden ser una opción prohibida en un entorno corporativo, están bien para su estación de teletrabajo.

Karen describe dicha práctica como lucir artículos que le hablen a nivel personal y que puedan ayudar a aumentar la positividad. Eso podría traducirse en tomar su blusa favorita, su color favorito o cualquier otra cosa que tenga un significado especial y significativo para usted.

Otra de las claves es encontrar un equilibrio entre ponerse ultraelegante y estar demasiado cómoda. “No tienes que usar corbata en tu casa, sino quizás usar una camiseta y un bléiser”, sugiere Karen.

“Está bien usar el mismo atuendo que usaste el día anterior, especialmente si solo fue por unas pocas horas. Esto es solo para disminuir la fatiga de la decisión. También diría que se tomen el tiempo para usar un atuendo que siempre quisieron usar para trabajar, pero tal vez debido a sus restricciones laborales no se le permite usar esa ropa en particular. Está bien divertirse”.