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Qué hacer en Londres en invierno: 10 razones para visitar

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Si es­tás le­yen­do es­te ar­tícu­lo bus­can­do al­gún mo­ti­vo pa­ra via­jar a Lon­dres en in­vierno, aquí tie­nes el prin­ci­pal: du­ran­te la tem­po­ra­da in­ver­nal, la ciu­dad en­te­ra se con­vier­te es una atrac­ción por sí mis­ma. Las ca­lles se de­co­ran por Na­vi­dad y la ac­ti­vi­dad se vuel­ve fre­né­ti­ca con el arran­que de la tem­po­ra­da de com­pras. Pe­ro hay mu­chas más co­sas que ha­cer en Lon­dres en in­vierno.

Ade­más de cien­tos de pla­nes don­de ele­gir, mu­chos de ellos re­la­cio­na­dos con las fies­tas na­vi­de­ñas –co­mo es­tas 10 co­sas im­pres­cin­di­bles que ha­cer en Lon­dres en Na­vi­dad–, en in­vierno, Lon­dres se vuel­ve aún más en­can­ta­do­ra.

Sea por las lu­ces na­vi­de­ñas o por el olor a mu­lled vi­ne –vino ca­lien­te es­pe­cia­do– que in­va­de sus ca­lles, va­le mu­cho la pe­na vi­si­tar Lon­dres en in­vierno.

Sue­lo re­ci­bir pre­gun­tas de lec­to­res preo­cu­pa­dos por el frío que pue­da ha­cer du­ran­te el in­vierno lon­di­nen­se, qui­zás por te­mor a que las ba­jas tem­pe­ra­tu­ras con­vier­tan en in­so­por­ta­ble su es­ca­pa­da a la ciu­dad del Támesis.

Por su­pues­to, si vie­nes des­de la­ti­tu­des más cá­li­das el cam­bio pue­de lle­gar a ser muy drás­ti­co –so­bre­to­do si es tu pri­me­ra vez en Lon­dres–, pe­ro na­da que una cuan­tas pren­das de ro­pa de abri­go no pue­dan re­sol­ver. Usa la téc­ni­ca de la ce­bo­lla: vis­te por ca­pas de ro­pa –ca­mi­si­lla tér­mi­ca, va­rias ca­mi­se­tas, sué­ter fino, re­be­ca, cha­que­tón o abri­go,…– que te pue­das po­ner una en­ci­ma de otra y qui­tar­te cuan­do em­pie­ce a ha­cer calor.

¿Nieve en Londres?

Es muy ra­ro ver ne­var en Lon­dres: tan so­lo nie­va uno o dos días en to­do el in­vierno. Sin em­bar­go, tie­nes más pro­ba­bi­li­da­des de que llue­va más en es­ta épo­ca del año aun­que, por lo ge­ne­ral, se tra­ta de pe­que­ñas pre­ci­pi­ta­cio­nes pa­sa­je­ras. En el mo­men­to de ha­cer la ma­le­ta no ol­vi­des traer un chu­bas­que­ro, más có­mo­do pa­ra mo­ver­se en Lon­dres que un paraguas.

10 razones para viajar a Londres en invierno

En otras pa­la­bras, no hay nin­gún im­pe­di­men­to pa­ra que pue­das vi­si­tar Lon­dres en in­vierno. Así que, en lu­gar de pen­sar en las des­ven­ta­jas del cli­ma, creo que es me­jor fi­jar­se en las co­sas bue­nas. Esas ex­pe­rien­cias que so­lo es po­si­ble vi­vir cuan­do se vi­si­ta Lon­dres en tem­po­ra­da invernal.

Pa­ra que te ha­gas una idea, echa un vis­ta­zo a es­tas diez ra­zo­nes pa­ra via­jar a Lon­dres en in­vierno con va­rias su­ge­ren­cias de co­sas que ha­cer y bue­nos pla­nes pa­ra todos.


Qué hacer en Londres en invierno, mes a mes

1. Las pistas de patinaje sobre hielo

Una de las pri­me­ras se­ña­les de que el frío in­vierno en Lon­dres es­tá lle­ga­do, es la aper­tu­ra de las pis­tas de pa­ti­na­je que ocu­rre a me­dia­dos de no­viem­bre.

Es­tas son las que con­si­de­ro co­mo me­jo­res pis­tas de hie­lo en Lon­dres, pe­ro hay mu­chas más ca­si siem­pre ins­ta­la­das cer­ca de atrac­cio­nes tu­rís­ti­cas fa­mo­sas co­mo la pis­ta pa­ra pa­ti­nar en el Mu­seo de His­to­ria Na­tu­ral o la que ins­ta­lan ca­da año en el fo­so de la To­rre de Lon­dres.

In­clu­so si no sa­bes pa­ti­nar, va­le la pe­na vi­si­tar una (¡pre­fe­ren­te­men­te por la no­che, pa­ra dis­fru­tar de la ilu­mi­na­ción!) so­lo pa­ra dar­se el gus­to de sen­tir­se co­mo un lon­di­nen­se más.

2. Los mercados y ferias de invierno en Londres

Otras de las co­sas que ha­cer en Lon­dres en in­vierno es re­co­rrer las fe­rias na­vi­de­ñas que se ins­ta­lan por to­da la ciu­dad, una cos­tum­bre que tam­bién ce­le­bran en Na­vi­dad en Eu­ro­pa.

Es­tá cla­ro que no se pue­den com­pa­rar los mer­ca­dos na­vi­de­ños de Lon­dres con los mer­ca­di­llos tra­di­cio­na­les ale­ma­nes, por ejem­plo, pe­ro tam­po­co los bri­tá­ni­cos tie­nen na­da que en­vi­diar a los cen­tro­euro­peos. Y más los que se mon­tan ca­da Na­vi­dad en Londres.

Pe­se a que Lon­dres es una ciu­dad con mu­chas co­sas que ha­cer en in­vierno, sus fe­rias de Na­vi­dad son ca­da año me­jo­res y más gran­des.

La más co­no­ci­da es Win­ter Won­der­land, que se abre en Hy­de Park des­de fi­na­les de noviembre.

O las de­ce­nas de ca­se­tas de ma­de­ra que se ins­ta­lan en el pa­seo de ri­be­ra sur del Tá­me­sis, des­de South­bank Cen­tre Christ­mas Mar­ket, cer­ca de la no­ria Lon­don Eye, has­ta los jar­di­nes de To­wer Bridge.

En Lei­ces­ter Squa­re tam­bién se mon­tan al­gu­nas ca­se­tas que ven­den re­ga­los y sir­ven co­mi­das de in­vierno en Lon­dres centro.

Y tam­po­co po­de­mos ol­vi­dar la fe­ria Win­ter­vi­lle en Clapham Com­mon, su nue­va ubi­ca­ción al sur de Lon­dres. Al igual que la fe­ria de Hy­de Park, Win­ter­vi­lle cuen­ta con va­rias atrac­cio­nes, in­clu­yen­do una pis­ta de pa­ti­na­je y un par­que de diversiones.

3. La temporada de ópera y ballet

Las com­pa­ñías na­cio­na­les de ópe­ra y ba­llet po­nen en es­ce­na sus gran­dio­sos es­pec­tácu­los du­ran­te el in­vierno. De he­cho, la obra El Cas­ca­nue­ces es un clá­si­co del in­vierno en Lon­dres que so­lo se re­pre­sen­ta en es­ta épo­ca del año.

Se tra­ta de uno de los es­pec­tácu­los de Na­vi­dad en Lon­dres que no te de­bes per­der, ya sea en la Ro­yal Ope­ra Hou­se –a car­go del Ro­yal Ba­llet– o en el tea­tro Lon­don Co­li­seum (con la ver­sión del En­glish Na­tio­nal Ballet).

¡Pe­ro aten­ción: si quie­res com­prar las en­tra­das (ya sea en ta­qui­lla o por in­ter­net) de­bes dar­te pri­sa y ha­cer­lo con mu­cha an­te­la­ción! Cuan­to an­tes, mejor.

Qué hacer en Londres en invierno: 10 razones para visitar

Si al fi­nal te que­das sin bu­ta­ca, pue­des in­ten­tar otras al­ter­na­ti­vas. Co­mo acu­dir a las ta­qui­llas en bus­ca de al­gu­na en­tra­da que ha­yan de­vuel­to pa­ra la re­pre­sen­ta­ción de ese día. O bien, pa­ra ver si que­dan lo­ca­li­da­des sin ven­der que se pue­dan com­prar a pre­cio re­ba­ja­do jus­to an­tes del ini­cio de la fun­ción. Pe­ro no sue­le ser un mé­to­do in­fa­li­ble en es­pec­tácu­los tan populares.

4. Las exposiciones efímeras

Los mu­seos de Lon­dres pro­gra­man gran­des ex­po­si­cio­nes pa­ra el in­vierno, siem­pre muy con­cu­rri­das qui­zá a cau­sa del frío, ya los vi­si­tan­tes tien­den a per­ma­ne­cer en ellas por más tiem­po. Va­le des­ta­car que hay que pa­gar pa­ra ac­ce­der a es­tas ex­po­si­cio­nes tem­po­ra­les.

Co­mo en otros mu­seos de Lon­dres im­pres­cin­di­bles, la en­tra­da es gra­tis so­lo pa­ra vi­si­tar la co­lec­ción per­ma­nen­te en es­pa­cios co­mo Ta­te Mo­dern o la Na­tio­nal Ga­llery, por ejem­plo. Pe­ro la ven­ta­ja es que no ne­ce­si­tas com­prar los ti­ques con tan­ta an­te­la­ción (tal vez de un día pa­ra otro, se­gún la po­pu­la­ri­dad de la exposición).

Las ex­po­si­cio­nes tem­po­ra­les de los más im­por­tan­tes mu­seos y ga­le­rías de ar­te de Lon­dres siem­pre son de pri­mer ni­vel y po­cas ve­ces de­frau­dan, así que es bue­na idea te­ner­las en cuen­ta en tu plan de visitas.

5. Las luces navideñas

Mu­chos ba­rrios y ca­lles en Lon­dres pre­pa­ran una ilu­mi­na­ción es­pe­cial pa­ra las fies­tas de Na­vi­dad. In­clu­so se rea­li­zan ce­re­mo­nias con in­vi­ta­dos fa­mo­sos pa­ra en­cen­der las lu­ces.

Las lu­ces na­vi­de­ñas más fa­mo­sas de Lon­dres son las de Ox­ford Street y Re­gent Street –las dos ca­lles co­mer­cia­les más im­por­tan­tes de la cui­dad – , pe­ro tam­po­co de­jes de la­do otras más pe­que­ñas y pin­to­res­cas, co­mo Car­naby Street.

El en­cen­di­do de la de­co­ra­ción fes­ti­va a prin­ci­pios de no­viem­bre es se­ñal de que la Na­vi­dad se acerca.

Si quie­res vi­vir el am­bien­te má­gi­co de la ilu­mi­na­ción na­vi­de­ña en Lon­dres, aquí tie­nes un plan que ha­cer en in­vierno que te va a interesar.

Se tra­ta del es­pec­tácu­lo Christ­mas at Kew que se ce­le­bra ca­da año en Kew Gar­dens, el real jar­dín bo­tá­ni­co del oes­te de Lon­dres. Allí po­drás dis­fru­tar de una ma­ra­vi­llo­sa ins­ta­la­ción de co­lo­ri­das lu­ces que trans­for­ma el lu­gar por com­ple­to. Yo una vez fui y doy fe: va­le la pe­na verlo.

Has­ta fi­na­les de enero, el ar­te lu­mi­no­so in­va­de Ca­nary Wharf, el dis­tri­to fi­nan­cie­ro de Lon­dres con su pe­que­ño fes­ti­val de lu­ces. Una pro­pues­ta que ca­da año in­vi­ta a lon­di­nen­ses y vi­si­tan­tes a des­cu­brir es­ta zo­na de ciu­dad con una nue­va luz.

6. Las rebajas

Las re­ba­jas de in­vierno en Lon­dres co­mien­zan el 26 de di­ciem­bre, coin­ci­dien­do con un día fes­ti­vo que en el Rei­no Uni­do co­no­cen co­mo Bo­xing Day. En­ton­ces, si quie­res apro­ve­char el via­je pa­ra ha­cer unas com­pri­tas en Lon­dres, va­le la pe­na es­pe­rar has­ta ese día.

Las tien­das en las zo­nas co­mer­cia­les de Lon­dres, ta­les co­mo Ox­ford Street o Re­gent Street, así co­mo los gran­des al­ma­ce­nes y cen­tros co­mer­cia­les, a me­nu­do se lle­nan de gen­te ese día. Pe­ro no deses­pe­res: los des­cuen­tos con­ti­nua­rán du­ran­te to­do el mes de enero.

¿Qué com­prar en Lon­dres? En fun­ción de la tien­da y del pro­duc­to, las re­ba­jas se­rán más o me­nos pro­gre­si­vas (cuan­to más de­jes pa­sar el tiem­po, más ba­ra­to) pe­ro, por su­pues­to, no hay ga­ran­tía de que el ar­tícu­lo que bus­ques es­té dis­po­ni­ble du­ran­te to­do el pe­rio­do de re­ba­jas de in­vierno en Londres.

En la ca­pi­tal lon­di­nen­se en­con­tra­rás pro­duc­tos re­ba­ja­dos. No so­lo ro­pa ba­ra­ta, sino tam­bién co­sas de ca­sa, mú­si­ca y dis­cos, ma­te­rial de­por­ti­vo y ju­gue­tes,…

To­do ello con has­ta un 50 % de des­cuen­to o más. Yo di­ría que el Bo­xing Day es pa­ra In­gla­te­rra, lo mis­mo que el Black Fri­day pa­ra los Es­ta­dos Unidos.

7. Las bebidas calientes

Pa­sean­do por la ciu­dad es pro­ba­ble que iden­ti­fi­ques un aro­ma co­no­ci­do: el mu­lled wi­ne. Vie­ne a ser una ver­sión bri­tá­ni­ca de la san­gría es­pa­ño­la pe­ro ser­vi­da en ca­lien­te.

En cual­quier fe­ria o mer­ca­do de Na­vi­dad en­con­tra­rás pues­tos que sir­ven es­te vino ca­lien­te en in­vierno. Otra be­bi­da de tem­po­ra­da es Win­ter Pimm’s. La Pimm’s más co­no­ci­da es la que se sir­ve en ve­rano, pe­ro pa­ra el in­vierno se sir­ve es­ta va­ria­ción ca­lien­te mez­cla­da con brandy y ca­ne­la (pre­gun­ta en el pub si tienen).

Y, por su­pues­to, abu­sa del cho­co­la­te ca­lien­te y de los ca­fés con sa­bo­res es­pe­cia­les (co­mo el sa­bro­so Tof­fee Nut Lat­te del Star­bucks) en edi­ción li­mi­ta­da pa­ra la tem­po­ra­da invernal.

8. Las tradiciones de Navidad

Vi­si­tar un nue­vo país o ciu­dad en fe­chas pró­xi­mas a la Na­vi­dad es to­do un pla­cer, pues nos des­cu­bre al­gu­nas tra­di­cio­nes na­vi­de­ñas que qui­zá no sa­bías ni que existían.

En el Rei­no Uni­do, uno de los sím­bo­los de la Na­vi­dad es el christ­mas crac­ker: un tu­bo de pa­pel con sus ex­tre­mos re­tor­ci­dos, que en­cie­rra en su in­te­rior una sor­pre­sa. Bas­ta ti­rar de las pun­tas pa­ra que se rom­pa y se re­ve­le el re­ga­lo que esconde.

To­do el mun­do com­pra christ­mas crac­kers. Por tra­di­ción se en­tre­gan el día de Na­vi­dad y, tam­bién, en las ce­nas y ce­le­bra­cio­nes de pre­na­vi­de­ñas con ami­gos y co­le­gas de trabajo.

Y no se pue­de ha­blar de tra­di­cio­nes na­vi­de­ñas bri­tish sin re­fe­rir­se a la co­mi­da tí­pi­ca de es­tas fe­chas de in­vierno en Londres.

El christ­mas pud­ding y las min­ce pies, por ejem­plo, se ven­den en cual­quier su­per­mer­ca­do. Son unos pro­duc­tos tí­pi­cos de Lon­dres que pue­des traer­te co­mo re­cuer­do. De es­ta for­ma po­drás re­vi­vir el via­je cuan­do ce­le­bres las na­vi­da­des en tu casa.

Si quie­res adop­tar el es­pí­ri­tu fes­ti­vo bri­tá­ni­co de la me­jor ma­ne­ra, no pue­des de­jar de ha­cer­te con un christ­mas jum­per.

Es un jer­sey de la­na de­co­ra­do con mo­ti­vos in­ver­na­les o de Na­vi­dad, muy po­pu­lar en es­ta épo­ca del año.

Aquí ca­si to­do el mun­do lo lle­va pues­to en es­tas fe­chas, in­clu­so pa­ra ir a tra­ba­jar. Pe­ro, so­bre­to­do, es­tos sué­te­res na­vi­de­ños se lu­cen en oca­sio­nes es­pe­cia­les, co­mo la fies­ta de la em­pre­sa o en el día de Navidad.

Un con­se­jo: cuán­to más hor­te­ro sea tu christ­mas jum­per,… ¡mu­cho mejor!

9. La tranquilidad

Es un he­cho: Lon­dres siem­pre es­tá ati­bo­rra­da de gen­te. Sea cual sea la épo­ca del año, mi­llo­nes de tu­ris­tas vi­si­tan una ciu­dad que no dis­tin­gue en­tre tem­po­ra­das al­tas o bajas.

Por to­dos la­dos ve­rás gen­te y co­las pa­ra en­trar a si­tios que ya es­tán aba­rro­ta­dos. Fi­las pa­ra ac­ce­der a atrac­cio­nes, res­tau­ran­tes, dis­co­te­cas, al me­tro… Es tan­ta la can­ti­dad de per­so­nas, que en Lon­dres se ha­ce co­la pa­ra to­do.

Pe­ro en in­vierno pue­des dis­fru­tar de la ciu­dad so­lo pa­ra ti du­ran­te dos días: el 25 y 26 de di­ciem­bre.

Ten en cuen­ta que el día 25 to­dos en el Rei­no Uni­do es­ta­rán ce­le­bran­do la Na­vi­dad con la fa­mi­lia y na­die sa­le de su ca­sa. Y el 26 de di­ciem­bre es un día fes­ti­vo –Bo­xing Day– y a ex­cep­ción de los cen­tros co­mer­cia­les (por­que inau­gu­ran las re­ba­jas) po­drás an­dar por una ciu­dad muy tran­qui­la ya que prác­ti­ca­men­te to­do lo de­más es­ta­rá ce­rra­do.

El úni­co pro­ble­ma es el trans­por­te pú­bli­co, ca­si in­exis­ten­te en es­tos días (es­pe­cial­men­te el de Na­vi­dad), así que el tru­co pa­ra mo­ver­se en Lon­dres du­ran­te es­te pe­rio­do es­tá en al­qui­lar una bi­ci­cle­ta o ir an­dan­do a to­das partes.

Lon­dres vuel­ve a re­cu­pe­rar la cal­ma (re­la­ti­va) una vez con­clu­yan las fies­tas de Na­vi­dad y Año Nue­vo y re­gre­sen los turistas.

10. La decoración de las tiendas

Los gran­des al­ma­ce­nes de Lon­dres in­vier­ten mu­cho di­ne­ro en de­co­rar y en­ga­la­nar sus tien­das pa­ra la tem­po­ra­da de in­vierno. ¡Y va­ya si se nota!

Las es­pec­ta­cu­la­res de­co­ra­cio­nes de los gran­des al­ma­ce­nes Sel­frid­ges y Li­berty son mis fa­vo­ri­tas. Los es­ca­pa­ra­tes de sus tien­das se han con­ver­ti­do en ver­da­de­ras ins­ta­la­cio­nes ar­tís­ti­cas, una atrac­ción tu­rís­ti­ca por sí mis­mos que ya vi­si­tan (y fo­to­gra­fían) mi­les de per­so­nas ca­da temporada.

Pe­ro no te que­des so­lo con el es­ca­pa­ra­te, en­tra en los co­mer­cios y vi­si­ta la sec­ción de ar­tícu­los na­vi­de­ños don­de lu­cen ex­pues­tos mi­les de ador­nos de Na­vi­dad for­man­do es­pec­ta­cu­la­res decoraciones.

No te re­sul­ta­rá di­fí­cil dar con ella. Ha­lla­rás mi­les de ador­nos, a cual más her­mo­so. ¡Aquí tie­nes otra bue­na idea pa­ra com­prar re­cuer­dos en Londres!

Qué hacer en Londres si llueve

Qué­da­te tran­qui­lo: en Lon­dres no fal­tan lu­ga­res don­de res­guar­dar­te de la llu­via en el ca­so de que és­ta apa­rez­ca. Al mis­mo tiem­po, po­drás dis­fru­tar de atrac­cio­nes in­creí­bles y apro­ve­char tu es­ca­pa­da sin preo­cu­par­te del pro­nós­ti­co del tiempo.

Madame Tussauds

El Mu­seo de Ce­ra Ma­da­me Tus­sauds de Lon­dres, el pri­me­ro en mo­de­lar fi­gu­ras de fa­mo­sos en ce­ra, pue­de ser una ex­ce­len­te al­ter­na­ti­va a una tar­de fría y llu­vio­sa en Londres.

Visitar museos y exposiciones

Cuan­do llue­ve en Lon­dres tam­bién pue­des apro­ve­char pa­ra vi­si­tar la Na­tio­nal Ga­llery o al­guno de los mu­seos de Lon­dres más fa­mo­sos. Ade­más, mu­chos de ellos po­drás ver­los gra­tis.

Sá­ca­te de la ca­be­za la idea de que los mu­seos son abu­rri­dos. Si bus­cas di­ver­sión com­bi­na­da con his­to­ria, lo tu­yo es el Lon­don Dun­geon y sus his­to­rias terroríficas.

O bien pue­des pa­sar una tar­de di­ver­ti­da (con ni­ños o no) en el Mu­seo del Trans­por­te de Co­vent Gar­den.

O en el Mu­seo de la Cien­cia de Lon­dres, don­de tam­bién po­drás apren­der con sus ex­pe­ri­men­tos in­ter­ac­ti­vos. Y es que en es­te mu­seo de cien­cias, no es­tá prohi­bi­do to­car.

Descubrir los ‘pubs’

Otra al­ter­na­ti­va si llue­ve en Lon­dres es de­di­car el tiem­po a co­no­cer los fa­mo­sos pubs lon­di­nen­ses.

Hay mu­chas op­cio­nes y pue­de re­sul­tar di­fí­cil es­co­ger el que más se adap­te a tu perfil.

To­dos ofre­cen una am­plia va­rie­dad de cer­ve­zas y pla­tos de co­mi­da ligera.

Tomar algo calentito (y entrar en calor) en los cafés de Londres

La mo­da de los ca­fés hips­ters por el mun­do pro­ba­ble­men­te na­ció en Londres.

Así que cuan­do ha­ce mal tiem­po, na­da me­jor que en­trar a uno pa­ra to­mar un ca­fé acom­pa­ña­do de al­go dulce.

Ca­si to­das las ca­fe­te­rías ofre­cen wi­fi gra­tis, así que son una bue­na op­ción pa­ra pa­sar el ra­to mien­tras llue­ve en Lon­dres. Apro­ve­cha pa­ra po­ner­te al día con las re­des so­cia­les y dar en­vi­dia a los ami­gos su­bien­do fo­tos a Ins­ta­gram de tu es­ca­pa­da a Londres.

Ver un musical

Pa­ra aca­bar el día, lo me­jor es dis­fru­tar de los me­jo­res mu­si­ca­les de Lon­dres en el West End.

La car­te­le­ra tea­tral de Lon­dres es muy va­ria­da y en es­tos mo­men­tos es po­si­ble es­co­ger fun­cio­nes pa­ra to­dos los gustos.

Des­de nue­vas pro­duc­cio­nes has­ta gran­des éxi­tos co­mo Los Mi­se­ra­bles o El Fan­tas­ma de la Ópe­ra. Ade­más de los es­pec­tácu­los de Na­vi­dad, de cor­te fa­mi­liar y más pro­pios de la tem­po­ra­da festiva.

Un buen plan que ha­cer en Lon­dres en in­vierno, ideal pa­ra es­tar ca­len­ti­to du­ran­te un par de horas.

Comprando en las tiendas de Londres

Lon­dres es una de esas ciu­da­des en las que se pue­de en­con­trar ab­so­lu­ta­men­te to­do aque­llo que desees com­prar. Así que na­da me­jor que apro­ve­char el mal tiem­po en Lon­dres pa­ra cu­rio­sear por las tien­das, ha­gas com­pras o no.

Te po­drá lle­var to­da una tar­de so­lo en­trar en gran­des al­ma­ce­nes con un sur­ti­do inacabable.

Por ejem­plo, Sel­frid­ge’s es com­ple­tí­si­mo: des­de cos­mé­ti­cos, ro­pa a buen pre­cio y mar­cas de lu­jo, in­clu­so alimentación.

Li­berty ofre­ce, den­tro de un edi­fi­cio an­ti­guo que me­re­ce la pe­na ver, una cui­da­do­sa se­lec­ción de mo­da y pro­duc­tos de belleza.

O Ha­rrods, to­do un clá­si­co londinense.

Tam­bién pue­des vi­si­tar co­mer­cios más pe­que­ños y au­tén­ti­cos, pe­ro qui­zá te mo­jes un po­co buscándolos.

Las tien­das de za­pa­tos son to­da una tra­di­ción en Lon­dres. Si te de­can­tas por la mú­si­ca, al­gu­nas de las me­jo­res tien­das de vi­ni­los es­tán en Lon­dres.

Si bus­cas com­ple­tar tu ar­ma­rio pue­des re­co­rrer las tien­das vin­ta­ge o las fran­qui­cias de Ox­ford Street.

Y pa­ra sen­tir­te co­mo un ni­ño por un ra­to, en­tra en una de las ju­gue­te­rías más gran­des del mun­do.

En Tu es­ca­pa­da | Qué ha­cer en Lon­dres en verano

Primera publicación: 23 enero 2018

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