La Voz de Galicia
Hace algo menos de tres años abría sus puertas en la Praza de Abastos un pequeño puesto con bolsos hechos a mano en Santiago por una diseñadora local, Patricia Peiteado. La acogida de sus Pilgrim Bags, inspirados en los sacos o hatillos de los peregrinos, «fue brutal», recuerda, tanto por parte de los turistas como de los compostelanos. Lo que nunca se imaginó es que un día les saldría un hermano casi gemelo, de gran parecido, y menos viniendo de una firma de lujo como Dolce & Gabbana.
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— MedSupplyDrive Mon Mar 23 21:47:03 +0000 2020
Cuenta que la sorpresa para ella fue mayúscula cuando una amiga que estaba de compras le mandó una foto de la bombonera lanzada por D&G: «Es casi igual a los primeros modelos que hice, con el cordón rematado con un nudo. Yo estuve dándole muchas vueltas y pasé alguna noche sin dormir porque no quería rematar así la cuerda que sirve de cierre. Se acababa deshilachando y me parecía que quedaba sin terminar. Probé con silicona líquida y con otros inventos. Me llevó tres semanas encontrar una solución que me gustase, un terminal de metal, a medida, para el cordón». Y esa es la principal diferencia entre el bolso de la discordia de la casa italiana y los Pilgrim Bag, que se pueden personalizar en función de cuatro tamaños y una amplia paleta de colores (incluso se puede añadir un grabado a láser a medida).
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Patricia publicó en redes sociales una foto de los dos modelos juntos, casi a modo de anécdota, y se quedó de nuevo asombrada al comprobar cómo se volcaron con ella. «Algunos me animaban a denunciar, pero nada más lejos de mi idea. Si los creativos Dolce & Gabbana se llegaron a inspirar en diseños gallegos, como los de Sargadelos o los de Pilgrim Bag, es un orgullo», indica Patricia, quien reconoce satisfecha que en la comparación salió ganando. La gran mayoría se decantó por su creación, por el valor de la confección local y artesanal (ecofriendly y hecha por ella misma, con la ayuda de Dolo, su mano derecha en esta aventura empresarial), y por la defensa del pequeño comercio en su eterna lucha contra el Goliat de las grandes marcas. «Vaya copia más horrible», «plagiando al más pequeño», «no tienes nada que envidiarle a D&G» o «yo no cambio mis dos Pilgrim por ningún D&G», fueron algunas de las reacciones recibidas.
«La verdad es que aún no fui a ver el de Dolce & Gabbana en persona. Me gustaría tocar el tejido y ver cuánto cuesta, por curiosidad», comentaba la diseñadora nacida en A Estrada y afincada desde hace años en la capital gallega. Coincidencias de la vida, también Pilgrim Bag tiene su propio perfume, «porque gustaba mucho cómo olían nuestros bolsos», apunta esta emprendedora cargada de nuevas ideas con las que seguir creciendo. Entre ellas, está el lanzamiento de una edición limitada de tarjeteros y una nueva versión de sus bolsos en piel de alta gama y con bolsillos por dentro. «Los Pilgrim Bag fueron pensados para el día a día y tienen un tejido ligero y muy duradero. Los de piel son más pesados, dirigidos a un público que pide un plus de exclusividad, y aunque cuestan más también tienen otra calidad», indica Patricia.
Explica que durante el año pasado sus ventas cayeron a causa de la pandemia y las restricciones impuestas. Con todo, ella trasladó su casa durante el confinamiento y pudo atender distintos pedidos que le llegaban desde varios rincones de España. Patricia no olvida cómo mandaba los bolsos paridos en la cuarentena por el ascensor para que una empleada de MRW los recogiese abajo e iniciase el reparto que la mantuvo en activo. Eran encargos de clientes que conocían su trabajo y buscaban, por ejemplo, un regalo exclusivo y personalizado para el Día de la Madre o sorprender a un ser querido al que no podían abrazar en una ocasión especial.
Entre los distintos formatos que ofrece, el que mayor salida tiene es el de tamaño mediano y más redondeado, dice la diseñadora: «Es el modelo original, inspirado en los hatillos de los peregrinos. También hay uno de tamaño grande en el que cabe de todo, otro algo más pequeño y alargado, y el XS». ¿El color estrella? «Va por temporadas», responde Patricia. Este año, por ejemplo, se lleva mucho el naranja o el azul eléctrico, dos tonos de moda este verano que apenas se demandaban la pasada pasada. Los básicos, como el azul marino en invierno, o el crema cuando llega el buen tiempo, siguen siendo una apuesta segura. Y, para darle un toque divertido, también se puede elegir el color de los cordones y apostar por contrastes cromáticos originales, o incluir algún extra como correas metálicas.
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